LAS DIOSAS DE CADA MUJER
Hoy quiero acercaros a una herramienta de trabajo personal interior que nos puede ayudar a visualizar y comprender mejor quiénes somos y porqué actuamos como lo hacemos. Espero que os resulte interesante.
Para facilitar el trabajo de orientación psicológica y darnos herramientas útiles de trabajo psíquico, podemos clasificar y ordenar los arquetipos que, siguiendo a Jung, estructuran y soportan nuestras pautas mentales y emocionales.
Una aportación reciente a esta psicología jungiana, orientada a la mujer, es la de Jean Shinoda Bolen, que ha asimilado estos arquetipos a las diosas del panteón clásico griego. Por supuesto, podrían haberse usado otras teogonías no occidentales que también ofrecen un amplio repertorio de divinidades femeninas, pero resulta práctico y útil partir de los conceptos y referencias que son más cercanos a nuestra cultura y formación.
Así, las diosas de cada mujer serían arquetipos psicológicos, emocionales, anímicos y espirituales que representan una serie de cualidades, pautas de comportamiento y rasgos de personalidad femeninos que pueden integrarse y desarrollarse en la vida cotidiana.
Las siete diosas que Bolen elige exploran los principales aspectos de la psique femenina y sus roles: Deméter (maternal); Perséfone (hija); Hera (esposa); Afrodita (amante); Artemisa (hermana y rival); Atenea (estratega) y Hestia (mantenedora del hogar). Cada diosa simboliza una parte de la psique y debe completarse con las otras para un desarrollo pleno.
La referencia divina es un útil apoyo motivacional, ya que somos quienes somos con o sin conocimiento del arquetipo, y cuando aprendemos que una parte de nosotras es como una diosa, eso nos refuerza para ser más fieles a nuestra propia naturaleza sin dejarnos arrastrar por la alienación impuesta desde el exterior.
A medida que se autoexplora, cada mujer se encontrará con aspectos oscuros de su personalidad, al tiempo que se harán más evidentes sus fuerzas positivas. Y es que cada diosa tiene sus patologías igual que sus fortalezas, así que el primer cambio vendrá del reconocimiento de nuestros propios problemas internos. Este es un viaje de descubrimiento y desarrollo, de integración de aspectos distintos de una misma en una personalidad completa, compleja.
No es necesario que identifiquemos en nosotras todas las cualidades, rasgos o modos de obrar de cada diosa. El trabajo personal, a través de lo que cada una simboliza, será la guía para aprender a usarlas tanto en nuestro propio conocimiento como en las relaciones con los demás.
Cada etapa de la vida puede tener su propia diosa o diosas más influyentes. Aunque también puede existir un patrón de diosa constante a lo largo de las sucesivas etapas. No es extraño que una diosa se vuelva activa y brote a la vida cuando el arquetipo es provocado por una persona o un acontecimiento.
La meditación personal con las diosas proporciona a la mujer desarrollo y transformación internos, contribuyendo también a sanar, honrar y regenerar la energía femenina y receptiva, maltratada durante siglos por la cultura patriarcal.
Para saber más:
- Jean Shinoda Bolen: las diosas de cada mujer: una nueva psicología femenina.