Hola a todos y todas. Hoy me gustaría hablaros de la bondad del sufrimiento. Sí; habéis oído bien, la bondad del sufrimiento. ¿Te has preguntado alguna vez que qué has hecho tú para merecer todo lo que te está pasando y estás sufriendo? Si es así, debes saber que los hombres y mujeres estamos en La Tierra para aprender, y aprendemos tanto de las situaciones positivas como, sobretodo, de las negativas.
Una de las reglas para acercarnos más a nuestro desarrollo interior, es la Carencia de Deseos. Cuantas menos cosas necesitemos para ser felices en lo material (y también en cosas que alimenten nuestro egocentrismo), más libres seremos y, por tanto, estaremos preparados para poder dar un paso más adelante, a otro nivel . Las cosas que los hombres más desean, como la riqueza y el poder, no tienen valor alguno. Cuando esto no se dice tan sólo, sino que se siente en verdad, cesa todo deseo de ellos. Lo mismo ocurre cuando queremos a alguien, a nuestra pareja y queremos atarlo para que no se nos escape. Esto es apego y no amor, porque el Amor es libertad. Pero este tema lo trataré en otra ocasión pues merece más líneas.
También hay algunos que cesan de perseguir los bienes terrenales, con el fin de ganar el cielo o alcanzar la liberación personal del renacimiento; no debéis caer en este error. Si habéis olvidado al yo, no podéis pensar en la hora en que este yo sea libre o qué clase de “cielo” o recompensa tendrá. Recordad que todo deseo egoísta ata, por elevado que sea su objeto, y en tanto no os hayáis librado de él no estaréis enteramente preparados para dar un paso más en vuestra evolución como ser humano. Cuidado pues con el apego y con los deseos. Es evidente que los tenemos, pero cuando los veamos llegar, un buen ejercicio para quitarles poder es reflexionar sobre ellos y verlos como espectadores en un función de teatro donde en el escenario, nuestros deseos desfilan lejos de nosotros y sin poder para atarnos a su influencia tan nefasta.
Os pido que meditéis sobre estas líneas unos minutos para comprender su significado, y poco a poco, lo vayamos aplicando a nuestras vidas para llegar a ser libres y seres más cercanos a la luz.
Un fuerte abrazo,
Sergio Mejínez.
